domingo, 10 de enero de 2010

DECELERACION, PRESIDENCIABLES Y DESAFIOS PARA EL ACTIVO POPULAR.


Situación internacional y el momento económico de América Latina

Finalizando el año, continúan inciertos los pronósticos acerca de la duración y ritmo de la crisis económica global, en especial cuando vamos a cumplir cerca de tres años de contracción general de los mercados internacionales.

Para los dos años que se acercan (2010-2011), el crecimiento potencial de los países desarrollados será lento y contradictorio, debido fundamentalmente a la restricción crediticia, el retiro prematuro de los estímulos fiscales y monetarios, el aumento del desempleo y la volatilidad de los mercados financieros (1). Lo cierto es que los principales países industrializados deberán optar por un manejo moderado del gasto público –elemento principal para reactivar la economía- o financiar -como lo han venido haciendo- a través de diversos planes de estímulo fiscal, los enormes déficit acumulados. Todo esto contemplando un estrecho margen en sus agobiadas arcas fiscales.

El riesgo es eminente. Mientras las economías desarrolladas no puedan alcanzar las tasas de crecimiento sostenidas, estimulando fuertemente el mercado interno, potenciando el empleo, consumo e inversión, la crisis mundial se encontrará a la orden del día. Ya que, si bien las economías emergentes como Brasil, China e India están en “mejores condiciones” económicas para rempujar la economía hacia la reactivación, no son lo suficientemente fuertes y potentes –en términos de demanda- para empujar al mercado mundial al repunte.

De todos modos, debido al estrecho vínculo comercial entre Sudamérica y Asia, esta última puede jugar un papel contenedor, manteniendo un flujo comercial sostenido, y con esto una tasa de crecimiento potencial para Sudamérica, -en términos de envíos comerciales-, tales como el cobre para Chile y Perú.

La crisis económica actual, ha representado para Sudamérica -en especial para Chile- el fin de un ciclo de crecimiento y de bonanza económica. La regla del superávit fiscal se ha quebrado, dando paso al endeudamiento, déficit, desempleo y quiebras de empresas. El balance económico de Sudamérica según un informe preliminar de la CEPAL, señala, que el tiempo continuado de crecimiento económico, debido principalmente a las olas privatizadoras, congelamiento estructural de los salarios y buenos precios de diversos commodities y recursos naturales, ha finalizado: el desempleo ha alcanzado tasas históricas, la inversión extranjera directa registró su mayor disminución en tres décadas, el PIB regional se contraería un 1,8%, provocando la contracción más expansiva luego de 40 años.

Estos datos representan la envergadura y dimensión política de la crisis económica. Por ende, frente a este escenario, la clase trabajadora debe preparase ante los próximo embates que se avecinan. La posibilidad de un escenario agravado por crisis fiscales, escenario de depresión económica, contradicciones interestatales, avances cuantitativos de la desocupación y el quiebre eminente del dólar, harán de la próxima década, una época atravesada por gravitantes conflictos sociales.

Chile no es un caso excepcional

Chile, hasta noviembre, lleva 12 meses de caída estrepitosa de la riqueza producida por los trabajadores. El índice mensual de actividad económica (IMACEC), señala oficialmente que esta nación, se encuentra en abierta recesión, nada menos que hace 365 días. La caída de la demanda externa se ha reflejado en los volúmenes exportados, que se estima descenderán cerca de 3% anual este año: debido básicamente, al mal desempeño de los envíos mineros y, por otro, el fuerte deterioro de las exportaciones de salmón. Ambos elementos, en particular el impacto de la industria salmonera, han incidido en el PIB negativo. Si bien este último trimestre, estos dos elementos fundamentales de las exportaciones nacionales, ha tendido a un repunte en el desempeño del comercio exterior, se estima que el PIB sea para el 2010 de -1,6% (proyección), el más bajo en diez años (2), según la Universidad de Santiago.

Por otro lado, en diciembre se publicó el informe de política monetaria (Ipom) del Banco Central, el cual pronostica que la economía chilena crecerá entre 4,5 y 5,5 el 2010, circunstancialmente. De todas formas, el crecimiento pronosticado para la economía nacional está sujeta al comportamiento de la economía mundial y, tal como está previsto, esta última presenta claros signos de relajamiento, en lo que respecta a una salida sostenida y generalizada de la crisis. Por tal motivo, augurios tan auspiciosos y favorables para una economía tan atrasada como la chilena, no son más que voladeros de luces, orientados ha estimular “la confianza” y “buena imagen” país (para la inversión), hacia lo que difícilmente podría ser una recuperación sustentada y permanente en los próximos meses, e incluso años.

Este panorama dibuja en Chile, un escenario económico abiertamente complejo, por no decir trágico. Una tasa de cesantía que no baja de los dos dígitos, un dólar depreciado, afectando las exportaciones, y comportándose contradictoriamente con el alto precio del cobre (3 US$ la libra), y por último un descenso en el gasto público para el otro año, situándose en 4,3%, el más bajo en siete años. Anunciado así, de esta manera, un deterioro progresivo en las prestaciones sociales del Estado hacia la población (vivienda, salud, educación). A esto se le agrega la pérdida sustancial de nuestros fondos previsionales -patrimonio social básico de nuestra vejez y desahucio- lo que hará aún más difícil la vida de los explotados y oprimidos. Todos estos elementos dan cuenta del aterrizaje ya consumado de la crisis económica global, amortiguado débilmente por los diversos rescates fiscales de la economía.

De todos modos, la reflexión de fondo que ordena y da coherencia a todo balance coyuntural, es que la llegada al puerto chileno de la crisis, sólo da cuenta del colapso progresivo del patrón de acumulación neoliberal, que anuncia como sostuvo estrategia libertaria hace 15 meses atrás; “el agotamiento orgánico y el decaimiento del modo de producción capitalista (…) -exponiendo en el caso de Chile-, las contradicciones de una economía dependiente” (3); unilateralidad de la apertura comercial, monoproducción, déficit arancelario, precarias políticas de estabilización macroeconómica,-como el manejo de la tasa de interés- y altas tasas de desocupación. Todos fenómenos propios del carácter imperialista del capitalismo contemporáneo.

Si la política económica de inserción internacional continúa como está, y la crisis progresa en sus medidas anti-obreras, el funcionamiento de la economía mundial profundizará las características de la estructura económica actual. El bajo crecimiento pronosticado para los próximos dos años, mantendrá la mala distribución del ingreso, el trabajo precario y los salarios en franca disminución, manifestando el agotamiento absoluto de las bases del dinamismo de la economía chilena.

La economía en crisis seguirá profundizando los problemas sociales y el gobierno sin muchos ingresos no podrá resolver ni amortiguar los conflictos que se generen, lo que dejará en evidencia el hecho de que desde una perspectiva de clase, seguirán predominado, en términos absolutos, los intereses del capital sobre el trabajo, la acumulación de riqueza por sobre las necesidades humanas.

Presidenciales 2010, y las tareas de la izquierda de intención revolucionaria


En nuestro contexto particular, todo este escenario económico se ve entrecruzado por un proceso electoral en el cual, la mitad de las personas mayores de 18 años, y por tanto, habilitadas para sufragar, no asistieron a la hipócrita fiesta democrática. De un universo electoral de 8 millones de votantes, de los cuales votan 6 millones y por lo menos 2 de ellos anulan o votan blanco, queda un universo de 4 millones de personas. Los últimos presidentes han salido electos con un número de un poco más de 2 millones de personas. Lo cierto de estas palabras es que este mediocre aeroplano de representación política no tiene vínculo popular de mayoría social. Los monigotes del Estado sólo se pelean los puestos para administrar -de manera más o menos velada- los intereses de una clase dominante unificada y monolítica que, hace ya décadas, no ve contrapeso a sus intereses.
Las presidenciales del pasado 13 de diciembre han lanzado los siguientes datos: el abanderado de la llamada Coalición por el Cambio,-presenta una posible oportunidad de alcanzar la presidencia-, pasando a la segunda vuelta con un 44,05% de los votos. Por otro lado, el conglomerado concertacionista, abiertamente en crisis, obtuvo con Eduardo Frei, sólo un 29,6% de los votos; Marcos Enríquez-Ominami- ex militante del PS, obtuvo un 20,13% , casi un millón de votos, y por último Jorge Arrate, representante del Partido Comunista, Izquierda Cristiana y otras organizas políticas, obtuvo un 6,21% , un punto porcentual más arriba que las elecciones pasadas.
De los tres bloques políticos, el único que “avanzó”, es la izquierda reformista de la mano de Arrate, ex socialista. Los otros dos bloques vieron un retroceso en su universo votante. Aun así, en el caso que la derecha gane en la segunda vuelta, se deberá sobre todo al agotamiento y quiebres internos de la Concertación en este último tiempo, ya que Piñera no superó en primera vuelta el máximo histórico de la derecha del 48% obtenido por Joaquín Lavin.
De todos modos, gane quien gane en la elecciones del 17 de enero, las grandes necesidades sociales del pueblo no serán solucionadas, más bien todo lo contrario, gane quien gane, el próximo gobierno deberá enfrentarse al escenario social y económico antes mencionado, de crisis y recesión, que obligará al bloque gobernante a diseñar una nueva política de desarrollo nacional, a espaldas y en contra de las mayorías asalariadas del país. En ese sentido, lo que debe quedar claro, es que las nuevas contradicciones que emergerán después de las elecciones, tienen asidero en el modelo de acumulación, más allá de la bandera de sus administradores. Por lo tanto, el horizonte explicativo y programático de una política revolucionaria debe ser social (a nivel general del modo de producción) y no puramente político (según quien se siente en La Moneda).
Que el PCch, tras el pacto instrumental con la concertación, y gracias al binomial, hoy pueda ser gobierno, tras la representación política en la cámara de diputados (4), y un nuevo acuerdo marco, con fuerzas del gobierno por conformar una nueva “mayoría social y política”, solo suman a la confusión y colaboración política de clase, justamente lo que nuestra clase, hoy, no necesita. Sin embargo, creemos que la entrada efectiva del PC al Parlamento, es un hecho bastante significativo, sobre todo a la hora de pensar una política de clase independiente, por lo que hace falta un análisis más profundo de lo que podría implicar esta novedad en el campo político. En definitiva, la llegada del PC al Parlamento demuestra cómo el Estado es flexible cuando se trata de coaptar la fuerza social, institucionalizando y controlando los movimientos populares, mediante diversos dispositivos, como por ejemplo, los partidos políticos tipo PC.
En términos generales podemos sostener, que el duo-polio gobernante (Concertación-derecha), contemplando una mayoría en la cámara de diputados de la derecha (UDI), serán los bloques dominantes que asumirán para esta nueva década, la tarea de hacerse cargo de un modelo de acumulación fuertemente desgastado, que en un sentido no mecánico, pero si correlativo, podría convertirse en una crisis de hegemonía gobernante, lo cual podría impactar en las bases de legitimidad, los acuerdos y consensos mínimos en los cuales se sustenta la dominación ejercida por las fracciones que integran el bloque en el poder.
En tal caso, más allá de las disputas -por el momento superficiales que se desarrollan siempre al calor de las elecciones-, lo que es necesario reflexionar y compartir es que, el bloque dominante, tras los gremios empresariales y su representación política en el Estado, deben programar una nueva estrategia de desarrollo económico nacional. Esta estrategia debe permitirles por un lado, crear “gobernabilidad”, es decir un nuevo ciclo hegemónico en el poder, y por otra lado, mantener el patrón de crecimiento sustentado sobre una nueva fase de acumulación, tal vez con más acento en sus vínculos comerciales con la región, fortaleciendo las políticas macroeconómicas, con medidas más agresivas, en lo que dice relación con reformas tributarias, en desmedro de otros tipos de impuestos regresivos hacia la población asalariada, etc. En tal caso, la clase dominante quizás deba buscar nuevas formas de representación política en el Estado, echando al tacho de la basura las viejas “máquinas”, para levantar unas nuevas, que arrastren nueva legitimidad entre los trabajadores y demás sectores populares. Es así que, al considerar el panorama objetivo, hay que considerar estos re-cambios políticos como la forma concreta que adquiere esta crisis sostenida del capitalismo y que en Chile obliga a trastocar el patrón de acumulación hasta hoy predominante.
En cualquier caso, los grandes problemas nacionales de los pueblos y los trabajadores no están resueltos. Por ende, las elecciones y el actual panorama económico, nos señala y nos recuerda que los trabajadores, deben seguir construyendo la alternativa -siempre compleja, pero posible-, de constituirse en movimiento social y por tanto en fuerza organizada. Y es que la liberación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos, por lo que somos los trabajadores quienes debemos resolver las demandas sentidas por el pueblo en general, somos los trabajadores quienes en el proceso de acumulación de fuerza social debemos hacer de nuestras organizaciones naturales: los sindicatos, los centros comunitarios, federaciones estudiantiles y organizaciones revolucionarias, los espacios e instrumentos de representación y participación política, contraria al Estado y a toda variante patronal.

Las franjas del activo militante no deben dejar margen a la confusión

Lo único posible y realista es consolidar, unir, nutrir sindicatos fuertes, combinando su lucha con las mil y una formas de acción, adecuada a cada situación, de los demás organismos de poder popular (Gerardo Gatti)
Hasta la fecha, dos grandes movilizaciones han atravesado al pueblo de Chile. Ambas, al igual que las huelgas desarrolladas en el año 2006-2007, están insertas en las correas de acumulación primaria exportadora. Estamos hablando de los trabajadores forestales Arauco del holding de Angelini, quienes se han movilizado nuevamente en las regiones del Maule y el Biobío, bloqueando caminos y acceso de 21 instalaciones de las plantas de Constitución, Nueva Aldea, Cholguan y Arauco, entre otras. La movilización fue convocada y dirigida por la Unión de Sindicato Forestales Arauco (USINFA), una organización de hecho, que si bien está atravesada por múltiples conflictos internos y contradicciones propias del movimiento popular en su fase de recomposición, representa, por el momento, el despertar de la pequeña siesta vivida por los trabajadores durante estos últimos dos años, a raíz de no poder sostener la dinámica y ritmo de combate que había manifestado un pequeño, pero sustancial avance de las luchas a partir del año 2005. Al parecer, la reciente huelga forestal y el presente movilizador de los trabajadores del cobre (5), abren la expectativa y aspiraciones de trazar un nuevo curso, en lo que se refiere a la movilización social de los trabajadores, para los próximos meses.

Tal vez sea demasiado pronto para ver brotes verdes donde solo hay una semilla plantada, pero lo cierto es que los trabajadores de la región chilena y de otras latitudes, deben seguir forjándose en la lucha, la cual se encuentra cargada de pugnas y desacuerdos, de pequeñas celebraciones y grandes derrotas, de certezas, engaños y alegrías, todo lo cual configura la vida cotidiana de los hombres y mujeres que pretenden ser libres e iguales.

Por el momento, las franjas activas de constructores populares, -parte activa y reflejo actual de las condiciones sociales de nuestro pueblo-, debemos seguir alimentado el ejercicio de poder natural y espontáneo emergido en las organizaciones populares. Quienes en este tiempo y otros venideros, piensan que las elecciones solucionan los grandes problemas de los trabajadores, sólo se prestan y suman al confusionismo, lo que las diversas organizaciones de intención revolucionaria deben debatir y combatir al interior del movimiento de masas.

La manera de superar el engaño reformista y electoralista, es profundizar la lucha programática en el seno del movimiento popular. Por nuestra parte, todos quienes se reconozcan en la izquierda de intención revolucionaria, y en especial en el anarquismo social, creemos que todo cambio de envergadura política se deriva de un cambio favorable en la correlación de fuerza social, que no va a estar expresada en términos electorales o constitucionales, sino en la capacidad combativa, aglutinante de los sindicatos y organizaciones de nuestra clase y por supuesto de formas superiores, de organismos de participación políticas de los trabajadores; estará también expresada en la capacidad cooperativa y socializante del movimiento popular y, por sobre todo, en la posibilidad de darse en la lucha un programa de transformación nacional y social para este país, una lucha genuina por el poder de las mayorías asalariadas y oprimidas de Chile, y del resto del continente, en oposición al Estado, un programa liderado por la clase trabajadora, organizada de abajo hacia arriba, alegre y resueltamente anticapitalista.


¡Las elecciones no cambian nada, solo la lucha decide!

¡Por el socialismo y la libertad!

¡Arriba las y los que luchan!


Corriente de Opinión Libertaria-Chile
Enero 2010

Notas:

1) El contexto internacional de recesión simultanea y la desconfianza efectiva de una lenta recuperación, marcando una tasa promedia de crecimiento del 3% del PIB de las economías desarrolladas para 2010 -según el FMI- advierte que la gravedad y causa de la crisis se haya en la economía real, debido a un problema de sobreproducción (depresión de los precios), cuyo remedio inmediato consistiría en potenciar la demanda interna (consumo) de los países “en vía de desarrollo”. A contrapelo de esto, se está añadiendo capacidad productiva (China,10% PIB) al mercado, exacerbando el problema de la sobreproducción; ¡justo cuando el mundo está buscando ahora una mayor demanda, no más oferta!. Frente al estancamiento de la economía real, debido a la sobreproducción, las economías están controlando austeramente el crédito, temerosas a nuevos quiebres y por lo tanto a eventuales impagos. Están también retirando anticipadamente los estímulos fiscales, frente a un escenario próximo de endeudamiento y déficit fiscal del Estado, y por último, frente a los buenos precios de los commodities (trigo, petróleo, cobre, etc.) el mercado financiero aumenta su volatilidad, (precio variable, en relación al mercado), lo que crearía nuevas burbujas financieras (precios inflados), que podrían desatar próximos estallidos. Siendo así, la magnitud y profundidad por la que atraviesa la crisis económica mundial le otorga, no la categoría de eventual o transitoria, sino un acontecimiento de envergadura histórica.

2) En términos desestacionalizados el producto viene cayendo (respecto al trimestre inmediatamente anterior) desde el tercer trimestre de 2008. Completa, hasta ahora, por lo tanto, cuatro trimestres de caída consecutiva.

3) Análisis de Coyuntura: Crisis, coyuntura y desafíos para el proletariado. Estrategia Libertaria-Chile. Agosto-Septiembre de 2008.

4) Los militantes del PC que resultaron electos son los siguientes: Hugo Gutiérrez en Iquique con 27.492 votos (34.57%), Lautaro Carmona en Copiapó con 16.852 votos (28.42%) y Guillermo Teillier en San Miguel con 48.886 votos (33.53%).

5) Los trabajadores del mineral de cobre de Chuquicamata, el más grande de los yacimientos estatales de Chile, rechazaron una oferta de mejora salarial de la empresa que contemplaba entre otros beneficios un bono por el equivalente a 22.500 dólares, por lo que partir del lunes 4 de Enero se hará efectiva la huelga legal.

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